Con febril entusiasmo, sectores muy bien intencionados de la prensa, al igual que legisladores y otros servidores públicos, exigen medidas extraordinarias para frenar el auge que ha tomado en nuestra media isla una nueva modalidad para introducir estupefacientes: el “bombardeo”. A través de este mecanismo, los temerarios narcotraficantes violan nuestro espacio aéreo a bordo de aeronaves civiles, y volando al ras del suelo para evitar los radares, dejan caer droga en pacas que son recogidas por sus cómplices en tierra, quienes se encargan de organizar el próximo trayecto del nocivo producto ilícito, que usualmente está destinado a los Estados Unidos o a Europa. En la búsqueda de una respuesta, el Estado dominicano se apresta a la adquisición de nuevos aviones de guerra (Los famosos 8 Súper Tucanos, fabricados por Embraer, en Brasil), con la marcada intención de proteger el territorio nacional de esas incursiones clandestinas. Haciendo abstracción de la crítica hecha por el Senador de Sa
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